Necesidad de acompañamiento en hospitales para las personas con discapacidad
Por fin llegó una enfermera vestida con esos engorrosos trajes en donde no se puede ver a la persona solo te deja ver un ente que se mueve y que parece que actúa casi de forma robótica, pero nada más lejos de la realidad bajo esos plásticos hay personas llenas de sentimientos inquietudes y miedos, personas que dan lo mejor en situaciones tan difíciles.
Yo la seguía por aquel laberinto de pasillos semi desiertos siguiendo los rótulos: “circuitoCOVID”. Con las personas que nos encontrábamos ambas dábamos un paso atrás con el miedo de ser contagiados los unos a los otros, sin hablar, yo con ese mismo miedo pensando en cómo me iba a encontrar a la persona que más quería a mi Paco.
Por fin llegamos a la planta segunda del PTS, planta COVID. Crucé la puerta de aquella habitación con la televisión puesta a toda voz para ahogar el llanto, me lo encontré atado a la barandilla de la cama de las dos manos, llorando desconsoladamente, con una pena que se le salía el alma. Lo desaté, lo bese, lo abrace con todas mis fuerzas y le dije de esta saldremos y salimos…
Por eso desde VALE vamos a luchar por y para que los acompañamientos sean posibles, ya que para las personas son cruciales, el beneficio es muto entre el sistema de salud y la persona ya que se facilita el trabajo al personal sanitario al contar con una ayuda tanto a la atención de cuidados básicos como en generadores de información sobre la persona que hará que su recuperación sea más rápida.
El derecho a una buena salud es crucial para todas las personas y cuando hablamos de todas, son todas independientemente de las necesidades de las necesidades de apoyo.