Honestidad
«La estupidez no tiene fronteras, pero al estúpido hay que ponerle límites».
Albert Einstein.
La psicología surge como una disciplina separada de la filosofía en el último tercio del siglo XIX. Según los teóricos su origen está relacionado con Wilhelm Wundt, un filósofo, fisiólogo y psicólogo alemán que fundó el primer laboratorio de psicología experimental en la Universidad de Leipzig, una ciudad perteneciente al estado de Sajonia ubicada en el este de Alemania.
La perspectiva psicologista fue adquiriendo importancia a lo largo del siglo XX hasta alcanzar una categoría de ciencia al comenzar a basarse en un método científico para encontrar respuestas sobre las cuestiones que más inquietudes generan sobre la naturaleza y el comportamiento del ser humano. Para poder afrontar este reto tan ambicioso optaron por categorizar y distinguir a las personas en función de características biológicas, ambientales, genéticas, conductuales… Las tendencias y perspectivas son múltiples y la elección de ese «punto de vista» depende de los profesionales que se dedican al oficio.
Desde mi punto de vista ―más cercano al humanismo y sin ser un experto en la materia―, se cometen algunas injusticias en el ejercicio de esta profesión al verse obligados a dejar en un segundo plano aquellos aspectos que marginan cada una de esas tendencias, algo que tiene que ver con el sistema de creencias ―limitantes― de los profesionales de la psicología, que también son seres humanos y a los que, como tales, también les resulta difícil cuestionarse la idoneidad de muchas de sus propias ideas. Esta cuestión influye obviamente en el concepto de personas con discapacidad, una categorización especialmente limitante en este sector, puesto que la diversidad que contiene el mismo impide a los psicólogos abordar ciertas cuestiones desde la perspectiva conductual, una de las tendencias mayoritarias en la actualidad. El asunto es mucho más complejo y requiere un estudio en profundidad mucho más serio y profundo de lo que permite la extensión de un artículo como este.
Si echamos un vistazo general a los medios de comunicación entenderemos con facilidad que no se ha creído demasiado en la participación de las personas con discapacidad en el mundillo del periodismo, limitando una vez más los derechos de estos grandes desconocidos en la sociedad que también son ciudadanos de pleno derecho según la definición de la propia Constitución Española y la mayoría de los Ordenamientos Jurídicos, Cartas de Derechos Universales y elementos preservadores de las libertades públicas.
En la Asociación VALE se apostó en determinado momento por experimentar en este ámbito y los resultados fueron sorprendentes para la mayoría en nuestra comunidad pero los de esperar desde mi propio sistema de creencias ―espero que no se entienda esta afirmación como una falta de humildad por mi parte, pues soy consciente de que para algunos puede sonar así, lo que jugaría en contra del mensaje que trato de comunicar―. En cualquier caso, la realidad actual en nuestra comarca es que José Gabriel Padial (asiste al Centro de Día) consiguió dirigir y conducir un programa de radio en Radio Dúrcal, que Verónica Alcalá (asiste Centro de Día) ha participado como presentadora en un programa de televisión coproducido en colaboración entre PARAVISA y DURCATEL, y que Carmen Romera (vive en el Servicio Residencial) colabora como reportera en un programa de PARAVISA. En el proceso, muchas otras personas con discapacidad han colaborado en estos programas, aun teniendo unas características en apariencia inadecuadas. Les diré una cosa, yo pienso que lo inadecuado en nuestra forma de mirarles… de mirarnos. Veo su margen de mejora y sé que pueden llegar mucho más lejos.
Para mí lo realmente sorprendente de su participación en los medios es la pasión que ponen en lo que hacen, su honestidad y sus ganas de desarrollarse en un área en la que todavía están vetados por los medios de comunicación mayoritarios. ¿Y saben una cosa? Las cualidades que acabo de mencionar de estas personas superan, con creces, a la mayoría de las personas que se dedican a los medios de comunicación en este país. Si no se lo creen, pongan la televisión: ¿encuentran algo de honestidad? Muy poco, ¿verdad?
De modo que, por favor, creamos en las personas, es una condición indispensable para que podamos desarrollarnos como ciudadanos de pleno derecho en esta sociedad tan marcada por creencias limitantes, prejuicios y clichés. Nuestra sociedad está tan atrasada humana e intelectualmente que somos incapaces de ver más allá de lo que nos entra por el ojo y de nuestros mapas mentales. Afortunadamente, siempre tendremos nuestro propio margen de mejora. Quizá sea nuestro conocimiento sobre estas personas lo que nos enriquezca como personas. Conmigo ha funcionado bastante bien… ¡Gracias por ello! ¡Confío en vosotras!